Necesito cirugía, ¿tiene que valorarme un internista?

A lo largo de la vida, el ser humano sufre diferentes enfermedades, a veces relacionadas a eventos o factores de riesgo (como el tabaquismo, uso de drogas, actividades laborales, etc.), a veces sin ninguna causa aparente. Pero cuando a una persona le diagnostican una enfermedad que requiere cirugía como tratamiento, usualmente existe una carga elevada de ansiedad o temor

Cada una de las cirugías que pudieran practicarse en una persona tienen claramente beneficios, pero también riesgos específicos y cuantificables.
Estos riesgos podemos dividirlos arbitrariamente en dos categorías: aquellos relacionados particularmente al tipo de operación que le vayan a practicar (ej. si lo operan para retirarle la vesícula biliar, existe un pequeño riesgo de lesionar los conductos biliares, riesgo que evidentemente no existe cuando le operen por cataratas), y aquellos relacionados con los trastornos neurohormonales, metabólicos y cardiovasculares que la cirugía pueda desencadenar en el organismo (ej. sufrir un evento de embolismo pulmonar o de infarto al corazón, después de haberse operado por una fractura en la pierna). 
Son estos últimos riesgos los que, a menudo, una persona preocupada por una cirugía próxima no anticipa e incluso a veces, no se le explican. 

La valoración preoperatoria surgió hace decadas con el objetivo de evaluar las condiciones clínicas de un paciente antes de ser sometido a una intervención quirúrgica. Inicialmente los médicos estaban particularmente preocupados por las complicaciones cardiacas que podría traer el evento. 
En los últimos años, no solamente se establece el riesgo desde el punto de vista del corazón, sino del funcionamiento global del organismo, y de otras posibles complicaciones que aplicarían a cada paciente en particular. 

Durante una valoración preoperatoria, se debe considerar la edad de la persona, sus factores de riesgo o su estilo de vida, su historial clínico conocido y el tratamiento que lleva para cada una de sus enfermedades, si es que las tiene. 
Pero también la valoración preoperatoria se vuelve un buen momento para encontrar factores de riesgo de enfermedades que el paciente debería empezar a cambiar, para hacer diagnósticos de enfermedades que la persona no sabía que ya tenía, o para optimizar el tratamiento para sus padecimientos a fin de llegar al quirófano en la mejor forma posible. 

Es muy probable que se requieran algunos estudios de laboratorio y de imagenología para evaluar condiciones relevantes en el estado de salud de una persona, que a simple vista no pueden determinarse. La cantidad de estudios a requerirse durante la valoración prequirúrgica, debe individualizarse (ej. si usted padece de hipotiroidismo, es posible que se requiera un perfil sanguíneo de hormonas tiroideas).

Esta valoración es particularmente importante a medida que avanza la edad, y en aquellas personas que padecen una o varias enfermedades, particularmente aquellas consideradas de alto riesgo para sufrir enfermedades cardiacas (ej. diabetes mellitus, hipertensión, grasas de la sangre elevadas, enfermos renales, entre otros). 
Como la lógica indicaría, uno esperaría que una persona de edad avanzada y con varias enfermedades, se complique más que un adulto joven saludable, al ser operados ambos de lo mismo. Pero en algunos casos, la diferenciación no suele ser tan sencilla. 

Existen escalas que miden y cuantifican los riesgos (principalmente cardiovasculares) que tiene una persona que ha de ser operada. Es posible que usted vea una calificación numérica dependiendo la escala que se aplique (ej. Escala de Goldman, de Lee, de Detsky, de ASA, de Boersma, de Gupta, entre muchas otras). 
Estas escalas fueron extrapoladas de grandes estudios sobre diversas poblaciones de personas que fueron operadas a lo largo y ancho del planeta, observando los desenlaces y relacionándolos con los factores de riesgo y enfermedades.

Muchos especialistas podrían otorgarle un resultado, basado en la aplicación de alguna de estas escalas. Pero posiblemente requiera un análisis más a fondo y obtener recomendaciones especiales para su caso, que su  cirujano tendría que tomar en consideración antes de operale. 
La visión amplia e integral del especialista en medicina interna resulta de gran importancia a este respecto.  
Entonces, ¿cuando tendría que verme un internista si me encuentro próximo a operarme?

Sería recomendable acudir con un médico internista si es una persona mayor a 40 años, si ya padece alguna enfermedad, y con mucha más razón, si padece varias, en el caso de cirugías mayores. 
También, sería recomendable acudir si tiene algún padecimiento no adecuadamente controlado, o si cursa con alguna afección pero no cuenta con un diagnóstico preciso. 
Es posible que pudiera requerirse valoración preoperatoria en ciertos casos de personas más jóvenes, de ciertos padecimientos o de cirugías menores, pero muchas veces lo anterior habrá de ser identificado y sugerido por su propio médico tratante. 

Finalmente, de lo que se trata, es que llegue en las mejores condiciones al quirófano para tener resultados óptimos y reducir al mínimo las complicaciones predecibles. 
Como siempre, esperando la sea útil la información, y estamos al pendiente para resolverle sus dudas. 

¡Hasta la próxima!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Medicamento para la Hipertensión: ¿Tomar o no Tomar?

Soy diabético...¿controlado?